Opinión

Niños, mujeres y ancianos víctimas de la Segunda guerra mundial

Seis años de atrocidad, crueldad y sadismo sufrió la población civil

POR: Ricardo Flores Miranda

Hace setenta años se ponía fin a la segunda conflagración mundial donde murieron más de 50 millones de personas, según datos estimados de analistas internacionales, entre militares y población civil, de diversas partes del hemisferio, en particular de Francia, Italia, España, Inglaterra, Polonia, Checoslovaquia, Rusia, Alemania, Grecia, Estados Unidos, Japón, Filipinas y México, entre otras naciones involucradas de manera directa en el conflicto bélico, que subsistió seis años, entre los años 1939 y 1945.

Seis años de atrocidad, crueldad, sadismo y toda clase de excesos denigran- tes, viles e indignos, para el ser humano, y que en carne propia padecieron millones de mujeres y hombres, así fueran niños o ancianos, por igual fueron víctimas, no sólo de parte de la soldadesca de la Alemania nazi, también lo sufrieron de los rusos estalinistas ( ejército bajo la dictadura de José Stalin), de los japonés del Sol Imperial, y hasta de los norteamericanos, ingleses, fran- ceses e italianos, quienes hicieron valer su fuerza y poderío ante la población indefensa de los países enemigos y de aquellas naciones invadidas por los diferentes regimientos de combatientes.

La opinión pública mundial en su totalidad poco conoce o no está plenamente enterada de las monstruosidades que cometieron los soldados de las naciones en conflicto, gracias a que la cinematografía norteamericana y de los países aliados se encargaron de presentar las románticas historias que se generaron entre las jóvenes francesas y los soldados estadounidenses; el “heroísmo” de las tropas americanas en el rescate de la población avasallada; la intrepidez

de los aliados, en fin una serie de versiones fílmicas de índole propagandístico que colocó a los americanos en el pedestal de los buenos y en el podio de los malos a los alemanes nazis y a los japoneses del Imperio del Sol.

Eso sí, a través de innumerables películas conocemos las monstruosidades cometidas contra los judíos por parte de los oficiales y soldados de la Alemania nazi capitaneados por Adolf Hitler; también las crueldades de los japonés del Imperio del Sol que gustaban practicar a sus enemigos norteamericanos, sin em- bargo desconocemos, en un amplio panorama, la barbarie del Ejército Rojo bajo las ordenes de Jose Stalin y el sadismo de los americanos con sus enemigos.

En el 70 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial que se conmemoró con grandes desfiles militares y ceremonias luctuosas el pasado viernes 8 de mayo en Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Alemania y Rusia, no podría- mos dejar de resaltar algunas obras literarias donde se relata la invasión de

los rusos que acabaron con los sueños de Hitler, los casos de las violaciones tumultuarias a las mujeres alemanas por parte del Ejército Rojo, el suicidio colectivo de los pobladores de Demmin, entre otros tópicos que se narran en un sinnúmero de libros y, por desdicha, no son conocidas.

El historiador inglés Antony Beevor en su libro “Berlín, la caída: 1945”, editado en 2002, nos narra el endiosamiento de los oficiales nazis a su führer; de un Hitler totalmente ya demente y ciego por el poder que pese a conocer el fracaso de su “guerra” se negaba a aceptar la derrota, sacrificando la vida de miles de soldados, así como de cientos de niños y ancianos son preparación militar eran reclutados para la defensa del imperio nazi. También Beevor en su obra histórica describe la batalla final del conflicto bélico entre el Ejército Rojo que exterminó el nacismo y con ello el suicido de Hitler y sus más cercanos oficiales.

Al conocer los suicidios de Adolf Hitler y de su esposa Eva Braun, además de

En el 70 aniversario del fin bélico sólo se recordó a héroes y combatientes

sus lugartenientes y familias, como el caso de su ministro de propaganda, Joseph Goebbels quien con sus seis hijos y su conyugue Magda se inmolan, cientos de ciudadanos alemanes endiosados de Hitler de la ciudad alemana de Demmin acaban con sus propias vidas.

El historiador Florian Huber, en su libro “Hijo, prométeme que te dispararas”, en un trabajo de investigación basado en testimonios de sobrevivientes, cartas, notas de periódi- cos de la época, da cuenta en su obra literaria el infortunio de los habitantes de la ciudad de Demmin, donde en 5 días se suicidan cerca de 1000 personas. Se cuenta que llegaron a más de 7 mil las muertes por inmolación en toda Alemania.

En el libro “Cuando los soldados llegaron”, la historiadora alemana Miriam Gebhardt relata la peor de las atrocidades cometidas por la soldadesca del “Ejército Rojo” en contra de las mujeres alemanas, una vez derrotada la Alemania de Adolf Hitler las huestes castrenses hicieron y deshi- cieron lo que les vino en gana llevando a cabo violaciones tumultuarias, registrándose cientos de miles en los días posteriores a la caída de Hitler.

La información que la historiadora Gebhardt recaba en su obra nos deja ver con estremecimiento que tanto los soldados del Ejército Rojo, los americanos, francés e in- gleses, además de combatir con ferocidad a los alemanes nazis, de igual manera con bestialidad ultrajaban a las mujeres, sin importarles si eran niñas.

La crueldad de las guerras no sólo está en el extermi- nio mismo de los propios soldados y de los políticos y gobernantes que generan las conflagraciones bélicas, sino en la población civil quien la padece en carne propia, sobre todo la población más vulnerable que son los niños, mujeres y ancianos.

En el 70 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mun- dial se recordó a los “héroes” y combatientes, pero no hubo una sola mención a los millones de mujeres y hom- bres civiles que murieron, ni siquiera un ramo de flores o una corona mortuoria en su honor. Siguen en el olvido en las mentes de los políticos más no de la historia que las tiene presentes.

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